Para que se dé tiene que ser una causa justa y acorde al plan divino.
La oscuridad siempre se lo cobra.
Se va a trabajar acorde a la enseñanza de los 7 rayos.
La precipitación puede ser de algo concreto (una casa, trabajo...) ó abstracto (una relación, salud...)
Siguiendo el orden siguiente:
AZUL (¿qué quiero?). El rayo de la Voluntad de Dios, de la voluntad en acción. El decreto concreto de poder algo.
Ejemplo (siempre una causa justa): Quiero una casa (visualizamos la casa que queremos).
Después del deseo, nos metemos en el rayo:
DORADO (¿cómo lo quiero?). El rayo de la máxima sabiduría. Es el rayo que conecta directamente con la máxima intuición (para saber lo que quiero). El mayor conocimiento de sabiduría que uno tiene. La inteligencia activa. Aplicamos la descripción del objeto: el diseño, y no cambiamos el diseño. Cuanto más conciso, antes llega.
ROSA. El amor. Es la llave. La fuerza de la cohesión. El amor entendido como Ley Cósmica. Hay que ser puros.
BLANCO. Pureza y armonía. Para la creación: aferrarse constatemente a lo que has creado. El patrón perfecto, la relación perfecta... Ó sinceridd de prósito (para qué lo quiero verdaderamente: para compartirlo...)
VERDE. Rayo del conocimiento concreto y la concentración. Repetición: yo quiero una casa, yo quiero una casa... Te ayuda a consagrar. No distraer tu mente de esa creación. Desde tu cuerpo y mente ir a por esa creación.
ORO RUBÍ. El rayo de la devoción. Da paz. Desde la constancia y la paciencia, la espera, con tranquilidad, sabiendo que eso va a ser dado. Y además: la protección.
VIOLETA. Del orden ceremonial ó Ley del Ritmo. Restauración y orden ceremonial. Hay que ser disciplinados: ley del ritmo. Crea la perfección de la forma.
Cuando uno tiene una creación, CUÍDALA: si no, te la quitan.
No comentar nada (ni al marido, ni a la hija, ni a la mejor amiga...) mientras estéis haciendo vuestro trabajo de decreto. El secreto tiene que ser máximo: la envidia de alguien tiene que ser nefasto para tu decreto.
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