Método para llevar a cabo el Perdón

-  Apartémonos a dónde podamos estar en quietud.

-  Repitamos una oración de nuestra preferencia.

-  Entonces, repitamos serenamente:

Yo perdono libre y totalmente a ..............,
lo libero y lo dejo ir
Perdono sin reservas todo lo tocante a este asunto
En todo lo que a mí me concierne,
está terminado para siempre
Dejo al Cristo (la Triple Llama)
que está en mí toda mi carga
Ahora, ............... está libre y yo también
Le deseo bien en cada fase de su vida
Nuestro incidente ha terminado del todo
La Verdad del Cristo nos ha hecho libres a los dos
Doy gracias a Dios

-  Entonces, levantémonos y vayamos a lo que nos interesa.

-  Después, siempre que el recuerdo del ofensor o de la ofensa venga a nuestra mente, bendigámosle brevemente:
  • Lo siento, yo te amo
  • Te bendigo
  • Orden Divino
  • Hágase la Luz
y echemos fuera tal pensamiento.  Hagamos esto cuantas veces tal pensamiento nos inquiete.  Cada vez volverá con menos frecuencia y terminaremos olvidándolo del todo.

-  Luego, es posible que tras un intervalo más o menos largo, el viejo incidente vuelva a la memoria una vez más, pero entonces comprobaremos que toda la amargura y resentimiento han desaparecido y que ambos estamos libres, con esa libertad perfecta que conocen los hijos de Dios.

-  El acto de perdón ha sido completado y una maravillosa experiencia de gozo inundará nuestro ser como manifestación positiva de la Presencia de Dios en nuestra vida.

-  Todo el mundo debería practicar el perdón general todos los días.  Cuando hagamos nuestras preces diarias decretemos una amnistía general, perdonando a cada uno que pueda habernos herido de alguna manera, pero sin particularizar en lo más mínimo.  Simplemente digamos:

CON TODO EL CORAZÓN, PERDONO A TODOS

-  Luego, si durante el día viene el sentimiento de rencor a nosotros, bendigamos brevemente al culpable y fijemos la atención en otra cosa.

-  Tal actitud disipará todo resentimiento y toda condenación.  Tendrá una influencia vivificante en nuestra salud y felicidad y, en verdad, efectuará en nosotros un cambio revolucionario.